[Historia de inversión] Reflexiones sobre ser propietario de un inmueble en alquiler

Han pasado 10 meses desde que comencé el negocio de alquiler.

Aunque es un edificio en una zona rural, el flujo de caja mensual es equivalente al salario de un empleado de una gran empresa.

En una visita casual a una agencia inmobiliaria, encontré unas condiciones muy buenas y, tras un mes de intensas reflexiones, procedí a firmar el contrato.

Ignoré las preocupaciones de mi entorno, quienes me aconsejaban que con ese dinero mejor comprara más apartamentos,

y puse en marcha mi sueño largamente acariciado de 'poseer un activo que genere ingresos en efectivo'.

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Tranquilidad mental

Ventajas 1

Mirando hacia atrás, durante estos 10 meses, puedo decir que el mayor cambio ha sido la 'tranquilidad mental' que he ganado.

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Al tener un flujo de caja, me preocupo mucho menos por cómo mis acciones son percibidas por los demás en la empresa.

Por ejemplo, después de la primera cena de empresa tras la pandemia, me fui a casa después de la primera ronda.

Cuando trabajo en la empresa, me centro más en obtener resultados, y dejo de lado las preocupaciones innecesarias, como:

preocuparme por cómo mis acciones son percibidas por mis superiores, el protocolo a seguir, etc.

Por suerte, mis resultados han sido incluso mejores que antes, y he ganado más tiempo libre.

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Ofrecer pequeños trabajos

Ventajas 2

Como es mi edificio, estoy aprendiendo a realizar diferentes tareas de mantenimiento.

Cambio de cabezal de ducha, cambio de lámparas, cambio de cerraduras, cambio de manillas, cambio de interruptores, impermeabilización de la azotea, etc.

Es gratificante y satisfactorio ver los resultados de estas pequeñas tareas.

El trabajo en la empresa me libera, pero el trabajo de mantenimiento del edificio me llena de satisfacción.

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Aquí también hay que lidiar con personas, lo que genera estrés

Desventajas

Hay que coordinarse con los inquilinos para pequeñas cuestiones, y surgen diversas variables inesperadas.

Retrasos en el pago del alquiler, comportamientos inmaduros de inquilinos jóvenes, gastos de mantenimiento, etc.

Sin duda, el proceso de alquiler genera estrés. Es un trabajo más, así que es inevitable.

Sin embargo, la satisfacción que obtengo compensa el estrés que genera, por lo que puedo soportarlo.

Creo que es un negocio rentable.